jueves, 25 de abril de 2013


Desnutrición Infantil


Además de consumir las reservas musculares y grasas, y retrasar el crecimiento, la desnutrición afecta el sistema inmunológico y genera retraso en el desarrollo físico de los niños. Los Centros de Recuperación Nutricional están haciendo lo suyo.
De acuerdo con las cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el 12 por ciento de los niños colombianos entre 0 y 4 años de edad tienen desnutrición crónica y el 1 por ciento, desnutrición grave.
Por su parte, un informe de la Universidad Nacional con cifras consolidadas hasta agosto del presente año, reveló que anualmente fallecen 15 mil menores de 5 años por desnutrición. Diez mil de esas muertes se habrían podido evitar si los programas para alimentar a los niños fueran suficientes.
De acuerdo con la nutricionista Margarita Martínez, la desnutrición se define como el desequilibrio entre los aportes y los requerimientos de uno o varios nutrientes. Si el déficit se mantiene por un período corto, sólo compromete las reservas del organismo; pero si es prolongado, afecta funciones vitales.
Existen tres tipos de desnutrición: la aguda, se refiere a la relación peso para la talla; la crónica, relación talla para la edad; y la grave, que alude a la relación peso para la edad.
La desnutrición, además de consumir las reservas musculares y grasas, y retrasar el crecimiento, afecta de manera considerable el sistema inmunológico y genera un retraso en el desarrollo físico de los niños, lo que conlleva a otras enfermedades como la Enfermedad Diarreica Aguda, EDA, y neumonía, entre otras.
Como costo vital, existe una relación causal de las deficiencias y anemias nutricionales con la mortalidad infantil. “Esto constituye una alerta importante porque se trata de muertes directas, relacionadas con problemas de nutrición", explica el doctor Lenis Enrique Urquijo, director general de Salud Pública del Ministerio de la Protección Social.
Lo anterior, sumado a las consecuencias que la desnutrición ocasiona en el desarrollo intelectual de los niños, también se ve reflejado en el futuro económico y social de nuestro país, asegura la doctora Martínez.
En Colombia, la causa más relevante de mortalidad infantil se relaciona con que la mayoría de los niños que llegan a consulta médica son diagnosticados en un comienzo por otras enfermedades como patologías principales y no como consecuencias de la desnutrición.
UNA TABLA DE SALVACIÓN
Pero, ¿qué se está haciendo? Aunque en nuestro país no hay una política de Estado que tenga continuidad a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de turno, a nivel regional, como es el caso de Bolívar y Antioquia, se crearon desde hace seis años los Centros de Recuperación Nutricional, CRN.
Éstos son espacios hospitalarios donde se recuperan nutricional, médica y socialmente niños y niñas entre 0 y 5 años y 11 meses. Los criterios de desnutrición son establecidos por la Gerencia de Seguridad Alimentaria y Nutricional, MANA, explica Liliana María Gómez, coordinadora del CRN Color Esperanza que funciona en Yalí, Antioquia.
Y es gracias a estos centros que muchas historias de niños víctimas de desnutrición tienen un final feliz. Esos pequeños pudieron salvar sus vidas gracias al tratamiento que recibieron, el cual se divide en tres fases: la primera, el diagnóstico de las enfermedades asociadas a la desnutrición; la segunda consiste en que si los niveles de desnutrición son muy elevados, el niño deben ser internado por un periodo de un mes o más si la recuperación es lenta; y una etapa final, en la que después de ser dado de alta, el niño sale del centro y es controlado durante seis meses.
En el proceso, la familia del pequeño recibe asesoría para que mejore sus hábitos de higiene y alimentación. A los beneficiarios también se les entrega un paquete nutricional que incluye suplementos alimenticios y vitaminas.
HACE FALTA…
Sin embargo, los CRN, sumados a otras estrategias adelantadas por el Gobierno Nacional, como el programa piloto de Bancos de Leche materna, no son suficientes porque la desnutrición no se puede atender desde sólo el área de la salud, también desde lo social, pues en muchos de los casos viene ligada a factores económicos, violencia intrafamiliar y una serie de factores sociales, culturales, físicos y biológicos.
“Por eso se hace un llamado al Gobierno Nacional para que la problemática de la desnutrición sea tratada como una política de Estado, en la cual se traten otras situaciones como el desempleo, el desplazamiento, la violencia intrafamiliar, así como fortalecer programas educativos dirigidos a la mujer”, enfatiza la nutricionista Margarita Martínez.
CAUSAS MÚLTIPLES
La desnutrición infantil tiene varias causas:
- Estructurales: tienen que ver con la estructura política, social y económica del país.
- Subyacentes: relacionadas con la lactancia materna, la alimentación durante la infancia, prácticas de higiene, cuidado psicosocial, cuidados en el hogar, educación adecuada, servicios de salud.
- Inmediatas: hambre y enfermedades como la enfermedad diarreica aguda e infecciones respiratorias, entre otras.
La inversión del Gobierno dirigida a programas de alimentación escolar es del 0,5% (87.732 millones), de los 16,1 billones de pesos consignados a la Política Social de este año hasta noviembre. Cifra que contrasta con lo destinado a la Política de Seguridad Democrática que desde el 2003 al 2006 se han asignado 8,7 billones de pesos del Presupuesto General de la Nación.

Causas del Maltrato Infantil


Intentar una relación completa de las posibles causas intrafamiliares del síndrome
de maltrato infantil conlleva, primero, el grave riesgo de hacer omisión involuntaria
de algunas de ellas, y en segundo término, no poder justificar de forma plena y
satisfactoria la presencia de cada una en la presente propuesta de tipificación, lo
cual no es realmente su propósito. Sin embargo, se debe hacer claridad sobre el
criterio escogido.
Con base en una revisión, no suficientemente exhaustiva, se recogieron diversos
elementos considerados causales del maltrato infantil, de los cuales se hizo
selección de aquellos con mayor grado de caracterización. Estos causales típicos de
maltrato infantil se explican a continuación de manera sucinta.
Autoritarismo. Surge de una imposición social de la familia como institución,
vinculada directamente con la forma como se definen los roles del hombre y la
mujer en cada contexto sociocultural específico.
Se encuentra fundamentado en la imposición de un orden patriarcal que subordina
la mujer a la actividad del hombre,8 coartando el uso de la plena libertad individual
para cada uno de los miembros de la familia de manera irracional y ubicando todos
los criterios funcionales en el cuidador que ejerce el rol de cabeza familiar.
Al verse en peligro la centralización y ejercicio del poder por parte del cuidador
intrafamiliar se desencadenan reacciones de carácter violento que son trasmitidas al
sistema familiar, mediante la agresión a todos o cada uno de los miembros
particulares y en concreto al niño maltratado.

Efectos del Maltrato Infantil


*El menor de edad que ha sido agredido, desarrolla un nivel bajo de autoestima


*El niño se torna temeroso y suspicaz, y a su vez tiene problemas para relacionarse con las demás personas


*Su comportamiento suele ser variable, durante un tiempo se puede presentar triste y sumiso, pero en cualquier momento automaticamente se convierte en rebelde y agresivo


*En cuanto al aprendizaje el nivel intelectual de estos niños suele retardarse, como resultado del desinteres de los padres del menor respecto al desarrollo educativo de su hijo


*Las lesiones y/o cicatrices que marcan al niño.


*Síndrome de ansiedad, angustia, y depresión


*Desorden de identidad.

Posibles Soluciones Para La Mendicidad en Colombia


Autoridades de entidades distritales y nacionales se reunieron el viernes en la Secretaría de Gobierno de Bogotá con líderes de las comunidades Embera Chamí y Embera katío con el propósito de establecer estrategias para acabar con la mendicidad de la población indígena que se encuentra en la Capital.
Esta iniciativa de la Dirección de Asuntos Étnicos de la Secretaría Distrital de Gobierno es una apuesta por buscar alternativas que erradiquen este flagelo de manera estructurada, especialmente en niños y jóvenes miembros de estas comunidades.
Para Rudencindo Castro, Director de Asuntos Étnicos, “erradicar la mendicidad y el trabajo infantil de los Embera es un compromiso de corresponsabilidad entre la Administración Distrital y las familias indígenas, que debe propender por el respeto, especialmente, de los infantes”.
Durante este encuentro, delegados del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), afirmaron que los adultos indígenas deben respetar unos mínimos jurídicos, en donde la protección a la vida digna y la restitución de derechos de los menores debe prevalecer.
Se recordó además, que la mendicidad y el trabajo infantil son acciones tipificadas como delitos y que su consentimiento acarrea sanciones radicales, para padres y tutores. De allí que este tipo de encuentros donde se plantean alternativas para la eliminación de esta práctica resulten valiosos en la búsqueda de soluciones encaminadas a su prevención, teniendo en cuenta que a estos grupos étnicos debe dársele un tratamiento especial, diferenciado del que puedan recibir familias urbanas.
Al finalizar el encuentro, la comunidad Embera asumió el compromiso de llevar a cabo una reunión interna para elaborar un pliego de propuestas que permitan erradicar la mendicidad infantil y otorgue alternativas de ocupación a las familias indígenas que habitan en Bogotá.

Estadísticas de la Mendicidad en Colombia

Las series empalmadas y actualizadas de pobreza e indigencia muestran una reducción sistemática. La pobreza a nivel nacional se redujo 7 puntos porcentuales entre 2002 y 2008 (de 53,7% a 46%) mientras que la indigencia nacional se redujo 2% en el mismo periodo (de 19.7% en 2002 a 17.8% en 2008), dice el comunicado del Gobierno. 

La desigualdad en 2008, medida por el coeficiente de Gini, se mantuvo igual al dato registrado en 2002 (0.59), dice el boletín. En las trece áreas metropolitanas, la pobreza disminuyó casi 10 puntos porcentuales entre 2002 y 2008 (pasa de 40.3% a 30.7%). La indigencia muestra una caída de 2.6 puntos (de 9.4% en 2002 a 6.8% en 2008) y el coeficiente de Gini pasó de 0.56 en 2002 a 0.55 en 2008, destaca el informe de los expertos y el Gobierno que entregaron prepararon el informe.

En la zona resto, la pobreza cayó 4.1 puntos porcentuales en el periodo 2002-2008 (de 69.3% a 65.2%). La indigencia, pasó de 32.5% a 32.6%. El coeficiente de Gini de la zona resto disminuyó en el periodo de análisis, al pasar de 0.54 en 2002 a 0.51 en 2008.  

La Mendicidad como Problema Social

es un fenómeno asociado a la pobreza, la indigencia, el desempleo, la miseria y en fin a la falta de los recursos necesarios de una gran parte de la población, para proveerse de la subsistencia. El desplazamiento forzoso, el desempleo, la droga y la crisis económica han provocado en los últimos años un crecimiento de la mendicidad siendo ahora los protagonistas más importantes, aunque no los únicos, los niños. En las principales ciudades vemos por la calle una cantidad alarmante de personas en situación de indigencia que acuden al llamado rebusque y a la mendicidad para poder vivir. Es sumamente alarmante el fenómeno de los niños de la calle, que insólitamente se ha convertido en cotidianidad y que los ciudadanos miramos en el mejor de los casos con impotencia, compasión o indeferencia, cuando no con desprecio, cólera o repulsión, hacia los mismos niños.

Concepto de Mendicidad en Colombia

Es un estado en el cual una persona habitualmente pide limosna o solicita el favor ajeno con insistencia y humillación, podríamos decir que si bien la mendicidad siempre ha ido asociada a situaciones sociales de pobreza y de miseria, ésta la única causa. Para hablar de mendicidad hay que tener en cuenta otros factores considerados también muy importantes para poder realizar un juicio objetivo de las causas de ésta problemática. La palabra se origina del latín mena' citas y aparece por primera vez en la lengua castellana entre 1220 y 1250.

Causas de la Mendicidad en Colombia


Se suele incidir en que las razones por las que estas personas se encuentran en esta situación son rupturas de lazos de tres tipos: Ruptura de lazos familiares y personales. No tienen una relación habitual o no mantienen ya ningún contacto con su familia directa e indirecta. Puede deberse a la muerte de uno o varios miembros, a una pelea familiar, a la distancia que les separa, a una adicción, a una enfermedad o trastorno físico o mental, etcétera. Ruptura de lazos laborales. Las personas sin hogar no tienen empleo o no tienen un empleo fijo que les proporcione ingresos estables. Aunque, probablemente, lo tuvieron. Se calcula que un 10% de estas personas tiene incluso estudios universitarios. Ruptura de lazos sociales. La persona sin hogar (antes o después de serlo) puede perder sus amigos o puede tener dificultades institucionales (problemas judiciales o con la policía). Puede ser un proceso gradual o una ruptura brusca porque sus amigos le den la espalda al no aceptar su indigna situación. En psicología suele denominarse a estos acontecimientos "sucesos vitales estresantes". Se trata de rupturas que pueden y suelen caracterizarse por tres rasgos: Son encadenadas, es decir, una ruptura puede conducir a otra. Por ejemplo, la pérdida del trabajo puede provocar que la persona pierda los lazos familiares o, a la inversa, una fuerte ruptura familiar (por una muerte, una pelea, un maltrato, una adicción) le lleva a la persona a perder también el trabajo por no poder realizarlo correctamente debido a sufrir una profunda depresión. Son traumáticas. Provocan un alto sufrimiento psicológico en la persona, de manera que su voluntad puede verse de tal manera debilitada que no encuentra motivación para volver a rehacer sus lazos y llevar una vida digna. Además, la vida en la calle suele agravar aún más esta apatía. Son bruscas. Puede que la persona haya vivido varios grandes traumas encadenados y alejados en el tiempo durante su vida, pero probablemente uno de ellos le lleva directamente a la calle. Es decir, vivir en la calle no es algo meditado, sino una solución precipitada para alejarse del dolor o la única opción tras ser expulsada de su lugar de residencia habitual.